La resolución de problemas es el caballo de batalla de casi todos los alumnos que pasan por nuestro centro

No deja de llamarnos la atención que sea un problema tan extendido y en nuestra búsqueda, este año nos hemos formado con Malena Martín para dar respuesta a esta situación

Lo primero que hemos aprendido es que como siempre, no suele tener la culpa el alumno

En primer lugar, tenemos que proponerte un juego de rol. Imagínate a ti misma ante un problema cualquiera de la vida; un malentendido, problemas laborales, económicos, de salud, etc.

¿Qué pasos sigue tu cabeza para resolverlo lo antes posible? Fácil, pensamos todas las soluciones posibles e incluso lo hablamos con nuestras personas más cercanas.

Y en matemáticas, ¿qué les exigimos a los niños? Todo lo contrario. Que sentados en sus mesas de forma individual hallen una única respuesta a algo que ni siquiera les importa.

¿Qué conseguimos con eso?

  1. Falta de flexibilidad cognitiva.

Muchas veces somos nosotros, los profesiones de educación , quienes provocamos esta situaciones

Seguro que puedes ver este escenario; estáis en casa haciendo problemas de mates y como están con la suma, los problemas son de sumar. Cuando están con la resta, son de restar. Y cuando se les complica un poco más te preguntan “¿es de sumar?” ¿aquí hay que restar?”

Mezclar, diversificar, plantear problemas en todos los ámbitos de la vida y en todas las asignaturas hace que se vean como una actividad más y no como algo concreto y excepcional del tema de mates

  1. Falta de imaginación

Esto nos lleva a la segunda causa. Tratamos las matemáticas y los problemas como actos mecánicos. Los problemas que nos plantean solo tienen una sola solución posible, y eso en la vida real limita muchísimo

Ya nos gustaría a nosotras como profes daros una receta para seguir paso a paso y que se ahorren el mal trago, pero en este caso es imposible.

¡Incluso nosotras a veces no sabemos cómo plantear y cómo solucionar alguno que nos plantean los alumnos!

 

  1. Falta de variedad

Solo trabajan en clase un tipo de problema (y poco); el aritmético. Además lo hacen de forma individual y siempre en papel. ¿Es la única alternativa?

Podemos encontrar un millón de opciones, y os ponemos ejemplos:

  • Problemas de varias soluciones.

Ponemos imágenes de ropa con distintos precios; camisetas 5, pantalones cortos, bañadores, chanclas, abrigo, etc y planteamos la siguiente duda “nos vamos de vacaciones a Port Aventura y a la playa. Tienes 200 para gastar, ¿Qué puedes comprarte?

  • Problemas de solución abierta

Construye dos rectángulos diferentes cuyo perímetro sea 12 cm

  • Problemas con figuras geométricas

Con un tangram cada uno (recordemos que se puede imprimir y recortar) podemos plantar distintas opciones:

Con las fichas del Tangram, ¿cuándo cuadrados puedes hacer?

  • Problemas teatralizados.

¿Y si convertimos el aula en un supermercado durante un día? Podemos aprender mucho sobre pesos, volúmenes, precios, etc.

  • Problemas colaborativos.

¿Por qué tienen que hacer las cosas de forma individual? Dos cabezas piensan más que una y además, así vemos otros puntos de vista que nos plantean distintas opciones.

  1. Adecuación

Súper importante que los problemas que planteemos sean adecuados a su gustos y sencillos de entender.

En Edukere tenemos un alumno que tiene un bloqueo importante ante estos ejercicio. Ve dos palabras juntas en mates y ya no sabe ni por dónde empezar. Tenía que hacer el siguiente problema:

“Un caño de agua echa 20 litros por minuto. ¿Cuánto llenará en 6 horas si tiene un agujero que fuga 3 litros por minuto?”

Se volvió loco. De repente no sabía qué era un caño, ni qué era fugar, ni si había que sumar, restar o qué hacer con tanta cosa.

Cambiamos el enunciado

“Ibai gana por cada hora de streaming 1200 euros. Si al mes trabaja 35 horas y su mansión le cuesta 4000, ¿cuánto ha ganado en un año?”

¡El tío lo hizo de cabeza! ¡No le hizo falta ni papel! Y eso que los números eran más complejos de operar

Pero claro, es su tema favorito. Lo ve a diario y entiende los conceptos de ganar dinero y pagar (sumar y restar), entiende igualmente el tema de días, horas, meses y años

El resultado es que al final, su cabeza trabaja más y mejor con algo que le mueve y le motiva

Y llegados a este punto me diréis “muy bien, pero aunque esto es lo deseable, en los coles no trabajan así. «¿De qué nos sirve todo lo que nos estás contando?”

De mucho. De todo más bien

Lo primero, que si trabajamos de una forma más completa estamos desarrollando todas las partes de su inteligencia; la imaginación, la lógica, la secuenciación temporal, la aritmética, etc.

El objetivo es dotar de recursos para cuando se enfrenen a cualquier problema de “lápiz y papel” no se queden bloqueados si no que empiecen a hacerse preguntas y a plantearse posibles soluciones.

Así pues, os invitamos a que desde casa sigáis estas recomendaciones.

  • Haced partícipes a los niños de la vida diaria. Que os ayuden a hacer compras, recetas de cocina, a solucionar problemas diarios, etc. Involucradles todo lo que podáis

“Lucas, llevamos un euro, ¿crees que nos da para comprar el pan y algunas chuches? ¿Vemos a ver cuáles podemos comprar? – Estamos trabajando el dinero, las sumas, las restas y los números decimales.

“Diego, tengo que ir al Berceo y a casa de la abuela, ¿cómo crees que hacemos mejor?” Estamos trabajando la lógica y la organización de información.

“Javier, mañana cenaremos croquetas. ¿me ayudas con la masa?”  Excelente oportunidad para trabajar masas, pesos y volúmenes.

 

  • No juzguéis sus respuestas. Si una solución no es válida, se les explica por qué y se les invita a buscar otra

 

  • Trabajad en familia. Dos cabezas piensan más que una, tres y cuatro ya son un equipo. Así les invitamos a ver ortos puntos de vista y salir de los límites marcados.

Por nuestra parte todo esto y mucho más es lo que vamos a trabajar los viernes de octubre a mayo en nuestra actividad Math Lab.

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